viernes, 25 de julio de 2008

Ismael, Cambio de vida

Él 45, ella 15, padre e hija, Ismael y Samanta…

- Padre, estoy embarazada.

- ¿Cómo?

- Pues eso, que voy a tener un hijo, necesito tus consejos…

- ¿Seré abuelo? ¡Qué felicidad! – mostró una sonrisa de oreja a oreja.

- Bueno, algo así, es tu hijo también.

- Ohh, mejor aún… es un dos por uno. Un hijo y un nieto, ¡Qué buena noticia me has dado!

- Uhmmm, no tanto, puedo morir padre, y no quiero.

- Vamos, todas las hijas de mis amigos han tenido bebés a los 12 años y no han muerto.

- Pero padre, tengo 15 años.

- Mejor aún, ¿no te das cuenta? Tienes menos probabilidades de morir.

- Tienes razón, tu si que das buenos consejos padre. Estaba apunto de recurrir a mi tío para que me saque a esta pesadilla del vientre.

- Se te había ocurrido una gran idea, tu tío solo te cobraría la mitad, pero no es necesario, esta ha sido la mejor noticia que me has dado después de que te diagnosticaron gonorrea y bueno… no es necesario que mates al cigoto que tienes dentro de ti, yo lo criaré.

- Bien, ya solucioné este problema, ahora te comentaré el otro, a mi novio lo han sacado de su casa por adicto al alcohol y quiere venir a vivir acá, ¿tú qué dices?

- ¡Ni hablar! ¡Ningún alcohólico entrara a esta casa, con tu abuelo ya tenemos suficiente, además no quiero que te golpeé!

- ¿no quieres? ¡pero si ya lo hace! ¿o ya lo olvidaste?

- Uhmmm, de todas formas, te prohíbo que lo traigas a esta casa.

- Está bien padre, se lo voy a decir.

- Y bien, anda… envíale este recado a tu madre, dile que deje de trabajar con los Sánchez, dile que desde ahora yo me encargaré de mantener a la familia y voy a trabajar duro, para poder darle todo a ese niño que llevas dentro.

- OK, pero tengo que ir hasta el otro lado de la ciudad, tienes que darme las llaves del auto.

- Uff, ¿algo más?... acá están, y por favor, llega antes de las 7 a.m. de mañana, si puedes… habla con extraños, y si bebes algo te doy permiso para que conduzcas.

- Gracias padre, bueno, me voy.

Samanta irá a la ciudad, continuará…

jueves, 24 de julio de 2008

¡Hagámoslo! cap.2

Renzo abrió la puerta y se dio con la sorpresa que era la policía del pueblo. “Hola oficial, ¿Qué se le ofrece?”, la oficial lucia seria, venia con unas gafas oscuras y con el cabello atado. “tenemos que hablar señor… a solas”, “¿hay problemas? ¡¿Qué paso?!”, Matilde salió de la habitación, la oficial comenzó a hablar:

- Renzo, ya no me estás pasando nada de dinero, ¿Qué está pasando? Tu hijo necesita alimentarse bien, necesita ropa nueva y juguetes…

- Lo sé, lo sé, no es necesario que me lo repitas… a Carlitos si que lo quiero hacer un hombrecito de bien, quiero que admire a su padre, o sea yo; pero ahora estoy con algunos problemas… mi mujer me pide mucho dinero para comprar zapatos y carteras y yo no puedo negárselo, imagínate que se he gastado casi toda la ganancia del mes.

- Pero piensa en tu hijo, el todavía es un niño…

- Sí, sí, mira, ahora voy a la caja fuerte, ahí tengo una buena cantidad que te podrá servir para al menos una semana.

- OK, más te vale, o sino ya sabes lo que te puede pasar… les diría la verdad a todos en la ciudad, que yo soy tu amante y que Carlitos es tu hijo y no el del Alcalde…

- Mira, mira, a mi no me vengas con amenazas, ya se cuales son mis obligaciones como padre y no es necesario que me lo repitas cada vez que se te da la gana, ¿me oíste?

- Ja, ja, ja, eso no te lo crees ni tú, bueno, ahora ve por el dinero, te espero acá.

Luego de unos minutos Renzo regresó con el dinero y Mercedes, la policía, se fue, aunque después de todo, se iba a gastar ese dinero en el casino y no se lo iba a gastar en Carlitos como le había mentido a Renzo.

- ¿Qué quería ahora la policía?

- Nada, nada, solo quería que le de dinero para Carlitos, no puedo creer como esa mujer me puede pedir tanto dinero para un mocoso que apenas tiene 4 años, además no creo que se lo gaste todo en ese niño, seguro que se lo gasta en el casino…

- ¿te volvió a amenazar?

- Sí, imagínate, lo hizo de nuevo…

- Vaya, ¡Qué mujer!, bueno, ya paso ¿ahora que hacemos? Estoy aburrida.

- ¡Ya sé! Hagamos bromas telefónicas (xD)

- No, no tengo ganas de hacer estupideces.

- ¿Entonces que quieres hacer? ¿tienes alguna idea?

- Uhmmm, ¡lo tengo!

¿Qué se le habrá ocurrido a Matilde?... Continuará…

¡Hagámoslo!

Hace ya dos décadas que lo habían perdido por culpa de una apuesta tonta, aun que no había arrepentimiento en sus rostros, se preguntaban qué podía haber pasado con su hijo, ellos le habían puesto de nombre: Ricardo… pero no estaban seguros de que ese nombre hubiera sido usado para que lo registraran, bueno, en fin, aquel muchacho había sido abandonado a su suerte por culpa de sus padres, que habían jugado al Póker aquel día y al no tener más dinero que apostar, habían apostado a su hijo recién nacido, “no podríamos perder mucho ¿verdad?” habían dicho, y bueno, ocurrió lo que les comenté, perdieron al infante.

No se habían preocupado por buscarlo, seguro que sus apoderados estaban bastante felices por tener a un hermoso niño con ellos, y la verdad es que este niño no era muy “hermoso” que digamos… pero esa es otra historia. Renzo y Matilde habían pasado esos veinte años con la mayor normalidad posible, cada vez que les preguntaban por su hijo ellos respondían que había muerto y que lo habían cremando en secreto, para que la población no se enterara del profundo dolor que estaban sintiendo en esos momentos, vaya mentira mas original (xO).

Renzo daba servicios de refrigeración de productos enlatados, era un negocio que le proporcionaba una buena cantidad de dinero, y Matilde había heredado la pequeña fortuna de su tía Enriqueta. En su pequeña casa solo vivían ella y su marido, y su perro sin nombre, simplemente le llamaban “perro” o “bestia”. Nunca les había gustado poner nombre a las cosas, pero tampoco les gustaba ponerles nombre a sus animales domésticos, habían tenido como mascotas a “gato” a “tarántula” a “escorpión” y a “pitón”, todos habían muerto porque habían luchado y perdido en peleas clandestinas de animales, organizadas por el alcalde de la ciudad, que había sido un criminal, pero que después de haber sobrevivido a un accidente de transito su vida había cambiado totalmente y ahora era predicador y creía en el paraíso.

Renzo estaba construyendo una maqueta a escala, de su propia casa, cuando en ese momento a Matilde le entra pánico al ver a “perro” comerse la comida del día, ambos pensaron que iban a morir de hambre, cuando se le ocurrió a Matilde una idea espectacular, “Hay que comérnoslo. Ya es hora”, así que tomaron a “perro” por el pescuezo y le cortaron la yugular con un cuchillo bien afilado, lo despellejaron y lo partieron en trocitos, luego lo cocinaron y quedo un plato verdaderamente exquisito. “Esta bestia ha estado deliciosa, ¿Cuándo compramos otro Siberian Husky?” dijo Renzo y Matilde lanzó una carcajada.

En ese momento tocaron la puerta (toc toc toc), “¡visitas!” “¡genial!”.

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