lunes, 21 de julio de 2008

Zambi, Criatura mágica.

En un día maravilloso Zambi despertó alegre y optimista con la vida, no le iba del todo bien, pero intentaba no desesperarse y ponerse mal, era muy sensible aquel dinosaurio del mundo de las fantasías, donde no existían los prejuicios contra los de su “tipo”, Zambi era un tiranosaurio con tendencias homosexuales y además era emo, aunque odiaba a sus extremidades superiores por ser tan pequeñas y por el hecho de que no podía auto mutilarse ni cortarse las venas de una vez por todas y morir.

Odiaba a Barney por que tenía su propio show musical e infantil y por que tenía amigos verdaderos, en cambio Zambi solo se juntaba con los emos o los maricas y estos solo pensaban en suicidarse y hacer orgias maricas (xO), respectivamente. Zambi quería amigos verdaderos en los que pudiera confiar y pudiera contarles todas sus intimidades sin que sean divulgadas masivamente.

A pesar de no existir prejuicios en ese mundo de las fantasías, los niños no se acercaban a Zambi por alguna extraña razón, Zambi había notado esto y estaba dispuesto a cambiar su reputación; pero no se le ocurría nada para lograr eso; así que fue a consultar al oráculo del árbol mágico que vivía a unas cuatro cuadras de su cueva rosa, que también estaba llena de serpentinas y juguetes de formas extrañas (xO).

El oráculo era una serpiente de un ojo y dos colas, Zambi no podía creer como una criatura tan feíta podría ser el oráculo, y peor aun, no se podía imaginar como era posible que esa bestia horripilante pudiera ver el futuro y darle consejos.

El oráculo saludó a Zambi y le dio un abrazo (xO), a Zambi no le gustó la textura de esa “cosa”, era pegajosa y escamosa, además olía a carne putrefacta, Zambi no lo pudo soportar y vomitó su desayuno, que había sido un cereal con hojuelas mágicas y multicolores, leche descremada y un banana (la vomitó entera), posteriormente se desmayó, pasados unos minutos se despertó con las patas atadas fuertemente, la cola encadenada a la pared de piedra maciza y el hocico con un bozal de acero reforzado, incapaz de ser roto por un marica. Rápidamente intento desatar la cuerda que estaba dañando sus patas, pero sus pequeños brazos no llegaban y se odio a sí mismo por tener esos patéticos brazos, luego se dio cuenta que estaba completamente desnudo… ¿Qué cruel criatura le habría podido hacer esto? ¿Los emodinosaurios maricas usaban ropa? ¿Qué pasó con el oráculo? Las respuestas… muy pronto.

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